EN PUERTO ETEN: EL MUELLE EN LA HISTORIA
La mañana del martes último, unos seis metros del muelle del Puerto de Eten se desprendieron debido a la antigüedad de la infraestructura y el fuerte oleaje, que desde 1978 comenzó a colapsar. Desde entonces, el puerto espera se cristalice su Terminal Marítimo.
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El incidente causó alarma entre los pescadores artesanales que a diario acuden a dicho lugar para realizar su faena. Las pocas maderas que allí se encontraban, de unos diez metro de largo por un metro de ancho, quedaron varadas. Además, este hecho se produce cuando está a punto de culminar un estudio económico reactualizado y perfil del Terminal Marítimo de Puerto Eten, necesario para incorporar esta futura infraestructura en el Plan Nacional Portuario, según lo señalara el presidente regional de Lambayeque, Yehude Simon Munaro, que en febrero suscribió el contrato para este fin con el rector de la Universidad Privada Santo Toribio de Mogrovejo, ingeniero Pedro Mendoza. Fue la última acción gubernamental que se conoce. Entonces, en el salón parroquial de Puerto Eten se congregaron dirigentes, pobladores y la autoridad edil a efectos de conocer la situación actual del proyecto y los pasos que se vienen dando para poner en marcha este anhelo lambayecano. Allí Simon Munaro precisó que desde el año 70, prácticamente el proyecto desapareció; inclusive este puerto no está en los planes del Gobierno Central por lo que es necesario expedir su “partida de nacimiento” con su inscripción en el Plan Nacional Portuario. Adelantó que económicamente esta infraestructura marítima se justifica por el inicio del proyecto Olmos que promoverá la agroindustria, por la presencia de empresas mineras cajamarquinas y por el Corredor Bioceánico Norte. También precisó que concluida esta primera etapa de los estudios de viabilidad es necesario hacer los estudios de factibilidad tal como lo exige la normatividad vigente para posteriormente convocarlo a licitación internacional. Calculó que la obra en conjunto demandará una inversión de 100 millones de dólares. Simon también dio cuenta que se trabajaba paralelamente en la recuperación tanto del muelle de Eten como de Pimentel para lo cual se actualizarían estudios existentes del año 2000. Por esa misma época, a fines de febrero último, el director técnico de la Autoridad Portuaria Nacional, Roy Legoas Montejo, reveló que el desarrollo económico que pueda generar un Puerto Marítimo debe estar sustentado a través de un estudio de mercado que permita atraer la inversión privada. Sus declaraciones las proporcionó tras realizar una visita de inspección en las instalaciones del muelle de Eten. Legoas, acompañado del Presidente de la Comisión del Terminal Marítimo de Puerto Eten, Carlos Baca Alcántara, se trasladó a dicho puerto, donde fueron recibidos por el alcalde. En su recorrido, Legoas constató el mal estado de conservación en que se encontraba el muelle. Comprobó las estructuras de metal en completo estado de corrosión, las maderas desgastadas, no se cuenta con instalaciones eléctricas ni sanitarias,rieles de líneas para el acceso de carros están deshabilitadas y en desuso, y que la parte central de la armadura metálica ha colapsado. “Por todas estas razones, el muelle se hace inaccesible, pues representa un alto riesgo para quienes se dedican a la pesca artesanal y demás visitantes, incluso existe la posiblidad que en cualquier momento pueda caer el resto de la estructura”, comentó hace más de dos meses preocupado Roy Legoas, augurando el incidente ocurrido el martes último. ESE PUERTO EXISTE Puerto Eten es un pueblo sumido en la desocupación que llega hasta la pobreza. Pero cuenta con un hermoso atardecer, que hace añorar aquellos tiempos en los que era considerado uno de los principales puntos de transacción del comercio peruano. Aún su paisaje urbano es amplio y acogedor. Por sus calles amplias y limpias, el visitante va descubriendo pintorescos parques y viviendas de variado estilo arquitectónico. Algunas, muy bien conservadas, datan del año 1871, que revelan el esplendor de su pasado como Puerto Mayor, hoy en día declaradas Patrimonio Cultural por el Instituto Nacional de Cultura.Dominando su paisaje marino, se yergue el Morro de Eten, de 198 metros de altura y desde donde se contempla el hoy destartalado muelle, con muchísimas historias por contar y toda la zona urbana del puerto; y más allá.Así es Puerto Eten; un pueblo como muchos que fue como pocos. En un artículo publicado en el Suplemento Dominical del Diario La Industria el 22 de junio de 1997, titulado “Ese puerto existe”, la profesora universitaria y periodista Jesús León Ángeles, escribe que “antiguamente fue un puerto de gran movimiento comercial. El tiempo pasó y hoy reclama en silencio que alguien se interese por insuflarle nuevamente vida. Su potencial turístico es vasto, pero aún inexplorado. De ese letargo parece, poco a poco, volver a salir”.A 20 kilómetros al suroeste de Chiclayo, se ubica a dos metros sobre el nivel del mar. Limita al norte, este y sur con Ciudad Eten y al oeste con el Océano Pacífico. Cuenta con más de 2400 habitantes desde 1981. Desde esa fecha la cifra no varía mucho. Hay constante migración de sus pobladores en busca de trabajo.Y es que, la infraestructura ferroviaria, portuaria y otras, están en ruinas; es decir, la situación económica de este puerto no solo se ha estancado, sino que ha retrocedido.La población se formó a raíz de la creación de la Empresa del Ferrocarril y Muelle de Eten. La mayoría de sus habitantes eran del pueblo de la Magdalena de Eten y de la caleta Santa Rosa, que habitaban en las lomas ubicadas cerca de la desembocadura del río Eten y en la actual Capilla del Milagro. Por efectos de fuertes vientos, la arena cubrió a las pequeñas viviendas de totora y adobe y fueron azotados también por una fuerte braveza. Por ello, sus habitantes llegaron a ocupar la actual Ciudad Eten o Actin. Es una palabra “yunga”. Quiere decir: “vamos hasta donde amanezca”. Sus pobladores hablaron el Muchick, dialecto conocido por los cronistas como lengua “Yunga”.Los historiadores españoles que visitaron estas tierras, se mostraron fascinados con la infinidad de leyendas que existían y que explicaban el origen de muchas costumbres y creencias.Godofredo Puican, en su Monografía de Puerto Eten, da cuenta que “en el siglo XVI el clérigo español don Miguel Cabello de Balboa, que llegó a América en 1556, recorriendo varios lugares y estudiando el origen de los pueblos costeños, en su recorrido por el norte de Perú recogió versiones de antiguos pobladores. Una de ellas dice que una embarcación llegó al litoral peruano y desembarcó en las playas de Actin, y que esta embarcación estaba compuesta por una pareja real, a quien acompañaba una avalancha de aventureros, llegados de tierras desconocidas en fuertes balsas; siendo el jefe de estos extranjeros un inteligente personaje llamado Naymlap, quien estableció sus dominios en Llampa-yec, lo que hoy llamamos Lambayeque y que su dinastía duró varios siglos”.Según una leyenda contada por el doctor Alayza en su obra Las Misteriosas Islas del Perú, el Dios Naymlap intentó cambiar de sitio la divina imagen del fundador de la dinastía que se levantaba en el templo de Chot. Conoció a un demonio disfrazado de doncella y quedó embelesado de ella, lo que causó desgracia en los pueblos de su reinado. Este amor entre el rey y la doncella originó una serie de tempestades, que trajo consigo hambru-na en la región. Los súbditos de Llampayec, convencidos de que este castigo era a consecuencia del pecado del rey, lo ataron de pies y manos y lo arrojaron al mar frente al actual Puerto Eten. Otra triste anécdota que cuentan los viejos porteños es aquella en que la expedición chilena del sanguinario y tristemente célebre Patricio Lynch llegó a ese puerto el 24 de setiembre de 1881 y arrasó con todo. Se llevó el faro colocado en las proximidades del morro de Eten, que era visible a 15 millas del sureste al noreste, y le impuso un fuerte cupo a la población. El ferrocarril se salvó de ser destruido.La fundación de este puerto esta íntimamente relacionada a la empresa del ferrocarril y el muelle, que data del 3 de julio de 1867, día en que fue entregado en concesión por 99 años al doctor José Antonio García y García, por el coronel Mariano Ignacio Prado, jefe supremo de la nación; “al término de los cuales el camino y todo el material rodante de esta firma pasarán a ser de exclusividad del Estado”.Este distrito fue creado por Ley Nº 448 del 16 de diciembre de 1906, donde se incluía a la población de la caleta Santa Rosa, en razón de que sus habitantes pertenecían a la capitanía de esta jurisdicción y como matriculados trabajaban en las operaciones marítimas. En 1966, pasaría a pertenecer al Estado y a contribuir al desarrollo de Lambayeque por varios años. El ferrocarril de Puerto Eten representaba un medio de comunicación importante en medio de las azucareras y los barcos que llegaban al muelle desde donde recogían los productos para distribuirlos en todo el Perú y algunas veces en el extranjero. Tanto así que Puerto Eten fue considerado Puerto Mayor.El muelle de Puerto Eten era de fierro de 825 metros de largo por 32 pies de ancho, cinco winches y varias locomotoras. Para los servicios de embarque y desembarque, se tenían 12 lanchas, cuatro remolcadores y un personal suficiente de obreros y empleados. Los barcos anclaban a media milla del cabezo, desde donde eran cargados o descargados por lanchones que tenían 635 toneladas métricas de capacidad. Trabajaban seis cuadrillas de estibadores de a bordo, compuesta cada una por diez hombres, fuera de los suplentes. Además, había cosedores, palaneros (cuando se despachaba azúcar a granel); muellanos para carga entre el almacén y la grúa. Hay que considerar, además, el personal que trabajaba en la máquina rodante de los trenes Eten-Chiclayo, anexos y Eten-Cayaltí, los que trabajaban en los hoteles, restaurantes, centros de esparcimiento nocturnos y otros.En 1966 el muelle revierte al Estado y por ley 15974, de enero del mismo año, se suspende los servicios ferroviarios. En 1867 el muelle se arrienda a una empresa dedicada al embarque y desembarque de mercadería en poca escala. Operó hasta 1980. Es decir, el muelle atendió al público desde el 1 de julio de 1945 hasta 1980.En 1969 el muelle pasa a ser administrado por la Empresa Nacional de Puertos del Perú. En 1978 un fuerte maretazo destrozó 30 metros de la estructura del viejo muelle, y por la falta de oportuna reparación, se averiaron otros 30 metros más. En 1995 el muelle colapsó y fue declarado inoperativo, incluso se prohibió su uso a los pescadores a cordel que, a pesar de ello, seguían laborando diariamente en dicha zona.El puerto se encuentra protegido por elevados barrancos, que no permiten que las olas de gran tamaño, en tiempo de braveza, avancen hacia la costa. La braveza del mar se observa generalmente en invierno, registrándose olas en las aguas profundas, con una altura de hasta 5.60 metros.
POR LA CIUDAD QUE TODOS QUEREMOS PÒR UNA POLITICA CON ROSTRO HUMANO ...... POR UN PUERTO ETEN QUE TODOS ANHELAMOS
POR EL CAMBIO EN EL PUERTO .....